Lavado de raíces: ¿Mito o realidad?
Durante años, la creencia de que regar sólo con agua durante las dos últimas semanas de cultivo para eliminar los nutrientes del sustrato y, sobre todo, de la planta, era un tema que poca gente se hubiera atrevido a discutir. La corriente general clamaba (sin ningún tipo de base científica aparte de opiniones subjetivas) que si durante este último periodo de maduración se utilizaba sólo agua para regar y se dejaba de usar fertilizantes, la planta consumiría los nutrientes del suelo y, al terminarse éstos, lo haría con los que tiene almacenados en sus tejidos, mejorando en gran medida el sabor y aroma de las flores una vez secas.
Así, a esta técnica - normalmente llamada "lavado de raíces" - se le otorgaban una serie de beneficios en cuanto a la calidad del producto final: cualidades organolépticas superiores que en caso de no hacer el lavado, combustión sin chisporroteos, ceniza blanca y un largo etcétera de propiedades que, si bien no tenían ningún tipo de base científica, eran comunmente aceptadas sin mayores reparos. No obstante, durante los últimos años han aparecido una serie de estudios científicos que pondrían en cuestión tales afirmaciones, algo que no ha hecho sino encender un apasionado debate entre detractores y seguidores del lavado de raíces. Hoy, partiendo de estos dos estudios, os proponemos adentrarnos en este debate e intentar dilucidar si merece la pena o no aplicar esta tradicional técnica de cultivo.