Cannabis Social Clubs de Barcelona
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Las asociaciones de consumidores de cannabis en Barcelona
En España, y en particular en Cataluña, los consumidores y cultivadores de marihuana tienen la posibilidad de crear asociaciones de usuarios de cannabis. Así, el aficionado de la marihuana que no puede producir su propia cosecha tiene acceso a las producciones de miembros que cultivan su propio cannabis. Esto permite a varias personas de salir del mundo ilegal del mercado negro y evitar así todas las consecuencias negativas que este genera, formando asociaciones sin ánimo de lucro y que funcionan de forma completamente transparente, gracias a cultivadores que prefieren un circuito solidario a los beneficios de una actividad ilegal.
Sin un marco bien definido, cada Social Club tiene su propia interpretación del concepto y se puede observar algunas diferencias de un club a otro, aunque cabe decir que organizaciones como la federación de asociaciones cannábicas ofrecen bases y normas de conducta que la mayoría de los clubes respeten.
Para una actividad legal, estos clubs son privados y los nuevos miembros tienen que ser apadrinados por un amigo para poder acceder a estos clubs. No se vende marihuana a los miembros, pero estos últimos participan en los gastos de funcionamiento del club y en los de la producción de la marihuana en función de su consumo.
Destacamos también que la ciudad de Barcelona está poniendo a la federación de asociaciones cannábicas reglas de funcionamiento para los clubs, lo que permitirá normalizar su actividad.
¿Barcelona, la nueva Ámsterdam?
Los Cannabis Social Clubs, gracias a su ambiente y a la calidad de los productos ofrecidos, han tenido rápidamente un gran éxito en los consumidores locales pero también con los extranjeros. Inevitablemente, un aficionado a la marihuana que está de vacaciones en una ciudad con Clubs de fumadores de marihuana tendrá la tentación de aprovechar su viaje para visitar estos lugares.
Por desgracia, una oleada de clubs dirigidos más o menos explícitamente a los turistas ha devaluado la imagen de las Asociaciones, a parte de cruzar la frontera de la ilegalidad mediante la incitación al consumo. Era pues muy factible ser abordado en la vía pública con publicidad de los ?Coffee Shop? para comprar marihuana. Recordemos que los CSC no deben vender o hacer publicidad de su actividad.
Esta comparación entre Barcelona y Ámsterdam ha provocado rápidamente una reacción de los poderes públicos haciendo efectivo el cierre de varios establecimientos con prácticas desconsideradas, reduciendo el número de los clubes entre 100 y 200 en la capital catalana.
De hecho, para inscribirse en un CSC se debe residir en España, el objetivo es que el ciudadano que quiera, pueda ir al club de su barrio cuando uno quiere fumar con sus amigos, y no tener que soportar el narcoturismo reproduciendo el modelo imperfecto de los Coffee Shops holandeses. Los clubs están únicamente reservados a los miembros locales y no tienen el objetivo de distribuir hierba a los turistas que buscan ganja.
Al contrario de los coffee shops, las fuentes de abastecimiento están identificadas y la actividad de los clubs es completamente transparente y sin finalidad lucrativa.
Los CSC y el mundo cannábico español
Desde la pequeña asociación de barrio hasta los clubs más prestigiosos, los CSC reagrupan la mayoría de los amantes de marihuana catalanes, desde el fumador ocasional hasta el breeder principiante sin olvidar los colectivos de extracciones y otros profesionales del sector.
Se trata entonces de un emplazamiento que favorece los encuentros entre apasionados y profesionales en un ambiente efervescente, donde se puede descubrir nuevas genéticas, técnicas de extracciones, etc. Esto se traduce a que los CSC son ahora capaces de competir contra bancos de semillas y otros profesionales ganando competiciones importantes como la Dab A Doo, en la cual 3 clubs han ganado los 3 primeros premios de la categoría Hachís durante la edición de Barcelona de 2016.
Además de las flores secas, extracciones desde el más clásico hash Drysift hasta los más originales Live Resin o Fresh Frozen, los Clubs proponen todo tipo de productos cannábicos, desde los aceites de masajes con CBD y capsulas de CBD hasta los dulces con extractos de cannabis llamados Medibles. Gracias a este sistema de distribución, se pueden encontrar pasteles, caramelos o incluso pasta para untar con marihuana, siendo un método de consumo más sano que la combustión. Esta confianza es imposible de encontrar en el mercado negro en el cual las posturas de resina (hash) adulteradas comparten el menú con flores mal secadas y otras curiosidades como hongos, insectos, químicos, pesticidas, y un largo etcétera más.
La posibilidad de agruparse ofrece también un presupuesto interesante, de este modo las asociaciones de un centenar de miembros pueden equiparse con materiales profesionales como per ejemplo; una prensa profesional para Rosin o con un horno para purgar el BHO y otros accesorios que conllevan costes elevados.
De misma forma, estos cultivos permiten realizar selecciones sobre poblaciones de plantas bastante importantes para dando la oportunidad de encontrar fenotipos raros que serian difícil de obtener con 10 semillas.
Esta escena activa y apasionada por el cannabis permite la organización de varios eventos, como la Social Club Cannabis Cup que ofrece la oportunidad a las asociaciones de comparar sus conocimientos aplicados a sus cultivos. En los clubs se pueden encontrar mezclas de ciudadanos de todo tipo de clases sociales que una vez dentro, todos comparten la misma pasión por la misma planta dejando de lado las etiquetas que la sociedad impone según las costumbres de uno mismo. Así pues los clubs son por fuerza un punto de encuentro para los cannábinofilos más apasionados, dando vida a las energías pro cannabis.
Para no hacer publicidades a los clubs no citaremos nombres de clubs en particular, pero queremos dar las gracias a los CSC de Barcelona, los más serios, los que han resistido a las diferentes oleadas de cierres gracias a su gestión impecable de su asociación. A menudo se cuestiona este modelo que representa un riesgo potencial para sus fundadores, pero gracias a este compromiso los consumidores no están obligados a recurrir al mercado negro, redistribuyendo su dinero en el sistema legal y oficial.