Para cultivar sandías, se necesita un clima cálido y soleado, con temperaturas diurnas de al menos 25°C y temperaturas nocturnas de al menos 15°C. La siembra se realiza en primavera o verano, cuando la temperatura del suelo alcanza los 18°C. Las semillas se pueden sembrar directamente en el suelo o en macetas grandes.

La sandía es una planta que requiere ciertos cuidados para crecer correctamente. Es importante regarla frecuentemente pero sin encharcar. Requiere un suelo rico en nutrientes y bien soleado. Durante la fase de floración y fructificación se recomienda abonarlas con fertilizantes ricos en fósforo y potasio para promover el crecimiento de las frutas.

Las plagas más comunes que afectan al cultivo de sandías son el oidio y el mildiu, hongos que causan manchas blancas o amarillas en las hojas. También se puede puede ver atacada por la mosca blanca, trips y algunas orugas.

En general, la sandía es una planta muy gratificante de cultivar. Con el cuidado adecuado, puede producir frutas grandes y jugosas que son perfectas para comer frescas o utilizar en recetas.