El pepino encurtido, también conocido como pepino mexicano, es una fascinante especie vegetal de nombre latino Melothria scabra. Esta planta trepadora tiene abundantes frutos pequeños que se parecen sorprendentemente a pequeñas sandías. Los frutos se pueden consumir de varias formas: crudos, cortados en ensaladas mixtas, comidos nada más cosecharse o incluso encurtidos en vinagre como un pepinillo.
Para cultivar esta variedad, se recomienda empezar sembrando las semillas en macetas, viveros, manojos o hileras. Lo ideal es sembrar las semillas en macetas a una temperatura de unos 18-20°C, unas 6 semanas antes de plantarlas en el exterior. Después de las últimas heladas, las plantas jóvenes pueden trasplantarse con el cepellón aún unido, a una distancia de aproximadamente 1 metro unas de otras, en hoyos de plantación previamente enriquecidos con compost. También es posible sembrar directamente en el suelo en condiciones similares, cuando el suelo está bien calentado y las temperaturas exteriores ya no descienden por debajo de los 15°C.
Para que el cultivo tenga éxito, es esencial elegir tierra suelta y prepararla bien aireándola antes de plantar. La siembra bajo cubierta suele realizarse entre marzo y mayo, mientras que la siembra al aire libre tiene lugar de abril a junio. El periodo de cosecha va de julio a octubre, proporcionando una generosa cosecha de estos deliciosos pepinos.
El pepino encurtido mexicano prefiere una posición soleada a semisombreada y tiene una necesidad media de agua. Crece mejor en suelos húmedos, bien drenados, sueltos y ricos en nutrientes. Esta variedad es conocida por su precocidad, lo que significa que los primeros frutos pueden cosecharse relativamente pronto después de la plantación. Cada bolsa contiene unas 12 semillas, y los frutos son de un atractivo color verde claro y miden de 4 a 8 cm de longitud. Esta planta tiene hábito de estolón, lo que la hace ideal para el cultivo en campo abierto o en invernadero.