Cata de la variedad de cannabis Candyland de Grand Daddy Purple Seeds
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Candyland de Grand Daddy Purple Seeds, una de las joyas de Ken Estes
En esta ocasión realizamos la cata de una flor de Candyland, una de las variedades del banco Grand Daddy Purple Seeds. Se trata de un trabajo del criador Ken Estes solamente disponible en semillas regulares, y es el resultado del cruce entre Bay Platinum Cookies y la famosa Grand Daddy Purple.
Nos encontramos delante de una magnífica índica, una variedad de cannabis fácil de cultivar con maravillosas coloraciones y pungentes aromas terrosos azucarados de carácter orgánico con fuerte carga en matices a frutos rojos, como bayas y uvas; una variedad que sin duda alguna tiene el sello de su creador, tanto por sus propiedades organolépticas como por sus poderosos efectos relajantes, totalmente en la línea y filosofía de Grand Daddy Purple Seeds.
El parental usado como padre es Grand Daddy Purple, una genética con base Skunk, pero muy diferente a lo que entendemos por Skunk en el continente europeo; estas líneas fueron trabajadas en California y no en Holanda, y probablemente los ancestros de Grand Daddy Purple provengan de Mendocino, Sud América y Afganistán. La madre Bay Platinum Cookies aporta ese componente tan característico de la familia cookies añadiendo terpenos terrosos y mantequilla cremosa además de cambiar la morfología de la flor incidiendo en su densidad y el tamaño del cáliz.
Características de cultivo de Candyland
Candyland de Grand Daddy Purple Seeds es una variedad principalmente índica, una planta muy tupida y poderosa de hojas verde oscuro que crece esbelta pero que necesita algo de tiempo para crecer y colonizar la maceta. Es de baja estatura y estira muy bien al cambio de fotoperiodo, con gran poder de ramificación. Debido a su patrón genético tiene gran resistencia a plagas, pero puede ser algo sensible al oídio con altas humedades a finales de la floración como muchas índicas de esta índole.
Se ha podido comprobar una gran homogeneidad entre los fenotipos del cultivo, todos ellos con claras influencias GDP pero con un toque mucho más refinado y sutil con unos aportes algo más terrosos y cremosos en cuanto a fragancia. Pueden encontrarse individuos más vigorosos que otros y existe variabilidad en la formación de flor, fenotipos con más carga genética Cookies y otros más GDP, pero todos los fenotipos tienen rasgos muy interesantes y distintivos en consonancia con el cruce.
Los cogollos de Candyland son pura roca, las colas apicales tienen una formación del tipo misil balístico, mientras que las inflorescencias inferiores se asemejan a pelotas de ping-pong, sin problemas a la hora de madurar por menor incidencia de luz y acabando correctamente su maduración. Las formaciones florales son muy carnosas y de forma esférica, con grandes cálices y estigmas dorados que quedan cubiertas por un manto de resina blanca que se expande incluso a las hojas más grandes. Los blancos tricomas glandulares se acentúan con las tonalidades oscuras de las flores, donde se mixturan los colores de tonos azules y morados. El cultivo no sufrió bajas temperaturas a final de floración, pero estamos convencidos de que con un poco de frío hubiese sido mucho más espectacular en cuanto a coloraciones (según el cultivador).
La Candyland empleada para realizar la cata ha sido cultivada en interior con equipo de 600w de sodio, usando una mezcla de coco con perlita y micorrizas en macetas de 5L, el riego se ha realizado por goteo llegando a alcanzar un nivel máximo de EC de 1.5, ya que Candyland no necesita grandes cantidades de fertilizante para un correcto desarrollo.
La cosecha de esta Candyland se realizó a los 62 días previo lavado de raíces 11 días antes de la cosecha (con agua de osmosis), finalizando el cultivo con un fotoperiodo de 8 horas.
- Sistema de iluminación: Balastro electrónico Lumatek 600w (HPS)
- Sustrato: Coco mezclado con perlita y micorrizas
- Nutrición: B’Cuzz Coco (A+B) + Ata Calmag y Green Sensation (Plagron) para últimas semanas
- Cosecha: 62 días
- Fotoperiodo: 18/6 en vegetativo y 12/12 en floración finalizando con 8 horas de luz a los 62 días
- Material catado: Flor de 1g con curado de 2 meses
Cata organoléptica de Candyland
Observación visual y cata en seco
Viendo las flores de Candyland, no hay lugar a dudas que tienen un gran “bag appeal”; destacan sus inflados y carnosos cálices junto con sus tonalidades azules, rojizas o incluso violetas. Si dejamos caer las flores encima de la mesa desde unos escasos 30 centímetros de altura, podemos darnos cuenta de su consistencia, son macizas y golpean la mesa sin piedad. El olor de la flor en seco es cremoso con toque terroso y reminiscencias a galleta de mantequilla, típico de la familia cookies. Pero una vez metemos el cogollo en el grinder la cosa cambia y comienza el inesperado show, abriéndose paso un bizarro olor a frutos rojos con un gran componente azucarado, personándose en escena la variedad Grand Daddy Purple.
Liamos el canuto con 1g de flor mezclándola con una pequeña brizna de tabaco para mejorar la combustión, y aprovechamos para pedir perdón a todos aquellos que se sientan ofendidos por ello. Para liar nuestro fumable, en esta ocasión usamos el papel King Size Slim de GIZEH y un filtro de esponja Jilter Filter, una vez manufacturado procedemos a darle unas caladas sin combustionar (sin encender el canuto). Hace acto de presencia el terpeno a tierra y bosque dulce junto con elementos cremosos y aparece un fondo de frutos rojos a uva y bayas.
Cata en combustión
¡Por fin llegamos a la parte que más nos gusta! Prendemos el canuto sin llevarlo a la boca y lo agitamos de forma circular unos segundos para que combustione de la manera más homogénea posible llenando de humo el cuarto, de esta manera podremos analizar previamente los tonos y olores que componen el humo, después de las primeras caladas será mucho más difícil encontrarle esos matices. Sin duda alguna el humo es terroso, pudiéndose distinguir ciertas notas a coníferas y bosque húmedo, pero se siguen manteniendo los aromas a crema con un trasfondo dulzón que hace recordar a un buen hachís afgano.
Tras un leve periodo de tiempo y después de los preliminares que conlleva el ritual de cata cannábica, nos llevamos el porro a la boca después de volverlo a agitar para que prenda como es debido y procedemos a dar unas leves caladas.
En boca se manifiesta el humo terroso junto con un dulzor muy orgánico perfectamente combinados, al exhalar brotan en el retrogusto las maravillosas bayas y los frutos rojos con tonos azucarados de la Grand Daddy Purple. La fusión de sabores es de descomposición compleja tras varias caladas, un cúmulo de terpenos que interactúan entre sí adueñándose del paladar durante un largo periodo de tiempo.
A modo de resumen, podríamos decir que en el humo de Candyland entra en juego al inhalar el gusto terroso y dulce herencia de Bay Platinum Cookies, pero al exhalarlo se despierta el espíritu Grand Daddy Purple de forma notoria con frutos rojos silvestres, uvas y azúcar, en algunos momentos se puede apreciar incluso el almíbar.
Cata psicoactiva de Candyland
La cata se ha realizado con 1g de flor de Candyland después de un curado de 2 meses. El formato usado ha sido un canuto a media tarde tras carecer de obligaciones y sin fumar desde el día anterior. Por supuesto, dependiendo del individuo, la cantidad de cannabis, el formato o la hora de la cata, la experiencia podrá variar entre individuos. También deberemos hacer hincapié en el tipo de cultivo, el día del corte y el proceso de secado y curado, todo ello puede hacer variar el tipo de experiencia.
Después de las primeras caladas el efecto comienza a manifestarse de forma sutil, muy controlable y predecible, no es una variedad traicionera de las que no avisan y uno de repente se encuentra sumergido en un globo si saber cómo ha llegado hasta él. El desarrollo del efecto es continuo, con un estado muy placentero de paz y relajación donde el tiempo parece detenerse, pero nada más lejos de la realidad, pasa muy rápidamente. Los efectos relajantes no impiden la reflexión mental, inducen a ello con calma y sin sobresaltos como puede suceder con otras variedades con tintes más sativos.
Candyland puede ser una variedad muy adecuada para realizar actividades cotidianas siempre y cuando no necesitemos un elevado estado de concentración, una reunión de sobremesa con amigos después de una comida, leer un libro a media tarde o un baño en la playa pueden ser actividades con las que disfrutar bajo sus efectos. Hemos de recordar que Candyland es una índica muy poderosa y que si nos excedemos con ella podemos entrar en un estado muy introspectivo en el cual puede ser difícil interactuar o socializar. Después de un largo día de trabajo o tras una jornada deportiva puede resultar una variedad muy adecuada, también para poder conciliar el sueño dejándote postrado en el sofá. Debe decirse que a mitad de la cata fue necesaria la ingesta de dos plátanos y diversos frutos secos, los pide el cuerpo.
Después de 40 años como usuario de cannabis medicinal, el creador de la genética Candyland (Ken Estes) tiene la suficiente experiencia y bagaje para aportar nuevos híbridos al mundo cannábico con efectos para tratar cierto tipo de dolencias, patologías o trastornos. En este caso la variedad Candyland puede:
- Estimular el apetito
- Relajación y tonificación muscular después de la actividad física
- Mejorar situaciones de estrés
- Inducir al sueño
Esperamos que esta cata haya sido de vuestro interés, sin lugar a dudas Candyland es una genética a tener en cuenta si buscamos algo genuino y un poco fuera de lo común. ¡Larga vida a Candyland!