Movimiento LGTBIQ+ y cannabis

En un mundo en constante evolución, el mundo del cannabis y el movimiento LGTBIQ+ han emergido como dos fuerzas que desafían los estigmas, la marginación y el contexto histórico y social que les ha tocado vivir. A primera vista, podría parecerte que estas dos cuestiones poco tienen que ver una con la otra, pero al adentrarnos en su análisis descubrirás una conexión sorprendente con una serie de puntos en común que son difíciles de obviar.

Hablemos claro: históricamente, tanto los usuarios y cultivadores de cannabis como la comunidad LGTBIQ+ han sido víctimas de prejuicios fuertemente arraigados en la sociedad. Durante mucho tiempo, los miembros de estos colectivos han sido juzgados (¡y prejuzgados!), estigmatizados y excluidos, enfrentando la intolerancia y la discriminación de una sociedad temerosa de aquello distinto a "la norma". Sin embargo, a pesar de estas adversidades y gracias a un ánimo de lucha alimentado por valores como la libertad, la igualdad o la tolerancia, ambos colectivos han demostrado una loable resistencia y una determinación inquebrantable para reclamar su lugar en la sociedad.

Movimiento LGTBIQ+ y movimiento cannábico: más en común de lo que crees

El moderno movimiento LGTBIQ+, tal como lo conocemos hoy en día, tiene sus raíces en una larga historia de lucha y resistencia. Aunque es difícil precisar un punto de origen específico o un momento puntual, podemos rastrear los primeros vestigios de este movimiento hasta los eventos ocurridos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Efectivamente, en ese momento surgieron las primeras organizaciones y grupos que buscaban la visibilidad y la emancipación de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales. Uno de los hitos importantes en este sentido fue la formación de la Sociedad Alemana de Ciencia Sexual en 1897, liderada por Magnus Hirschfeld. Esta organización fue pionera en la promoción de la aceptación de la diversidad sexual y en la lucha contra la persecución y la discriminación.

A medida que avanzaba el siglo XX, surgieron más movimientos y organizaciones a nivel mundial, promoviendo la igualdad y los derechos de las personas LGTBIQ+. La lucha por la despenalización de la homosexualidad, la abolición de las leyes discriminatorias y la eliminación de la patologización de la homosexualidad fueron objetivos clave en esta lucha, que como puedes imaginar calaba de distintas formas en las diversas áreas del planeta.

El movimiento LGTBIQ+ también se vio influenciado por otros movimientos sociales y de derechos civiles, como el feminismo y la lucha por los derechos civiles de las personas afrodescendientes. Estas luchas compartían una visión común de igualdad, justicia y respeto por la diversidad, valores que también solía (y suele) defender la comunidad cannábica, y entre los que se siente bastante más cómoda que frente a valores que defienden otros, como la discriminación, la marginación o, directamente, la persecución.

En las últimas décadas, y de la misma forma que el movimiento en defensa de la marihuana, el movimiento LGTBIQ+ ha ganado una mayor visibilidad y ha logrado avances significativos en términos de derechos legales y sociales. La despenalización de la homosexualidad, la legalización del matrimonio igualitario y la adopción de leyes antidiscriminatorias son algunos ejemplos de los logros obtenidos por la comunidad LGTBIQ+, mientras que la creciente legalización del cannabis en términos medicinales y recreativos en varios países ha significado un soplo de aire fresco para la comunidad cannábica.

Sin embargo, es importante reconocer que la lucha por la plena igualdad y el respeto continúa. A pesar de los avances, las personas LGTBIQ+ todavía enfrentan discriminación, violencia y estigmatización en muchas partes del mundo, tal y como sucede con muchos usuarios de marihuana. Se ha avanzado y mucho, pero queda todavía una enorme tarea por hacer en marcos tan importantes para el desarrollo de la persona como el social o el legal.

Pasos en paralelo del movimiento LGTBIQ+ y el cannábico

A lo largo de su larga lucha por el respeto y reconocimiento por parte del resto de la sociedad, ambos grupos han formado redes de apoyo, encontrando consuelo y comprensión en espacios seguros creados por ellos mismos. Han forjado una hermandad basada en la empatía y la solidaridad, enfrentando desafíos similares a medida que luchan por la aceptación y la igualdad. En su camino hacia la liberación, han compartido experiencias, conocimientos y estrategias de cambio social, algo que en los últimos años ha cobrado especial relevancia con la aparición primero de Internet y después de foros y redes sociales.

Además, tanto los cultivadores de cannabis como el movimiento LGTBIQ+ han sido fuertemente influenciados por el contexto histórico en el que se han desarrollado. Han experimentado épocas de represión y prohibición, pero también han sido testigos de avances significativos hacia la legalización y el reconocimiento de sus derechos. Estos logros no solo han transformado su realidad, sino que también han generado un cambio de percepción en la sociedad en general, representando importantísimos avances hacia su normalización y hacia una imagen más justa y auténticamente representativa de la sociedad.

No obstante, y por desgracia, también se han dado periodos en los que parecía que todo lo que se había ganado gracias a años de lucha iba a perderse a causa de la deriva intolerante de ciertos gobiernos y sectores de la población. Por fortuna, la constancia y resolución de ambos movimientos han podido con estos obstáculos y siguen su evolución (muuuuuy lenta para nuestro gusto) hacia una situación de total normalidad. Sin duda, la "salida del armario" de personajes públicos ha ayudado en gran medida a ambos movimientos, así como un tratamiento distinto por parte de determinados medios de comunicación. Además, y como ya hemos comentado antes, las redes sociales y foros de Internet han permitido un trabajo de cohesión y difusión sin precedentes.

Sin embargo, no descorchemos el champán todavía; incluso a día de hoy, por patético que parezca, tanto la comunidad LGTBIQ+ como los cultivadores y usuarios de cannabis somos aún mirados de reojo y señalados por amplios sectores de la sociedad. Se nos tacha de "raros" y se nos mete en un cajón lleno de prejuicios, falsedades y, por qué no decirlo, una pizca de odio. Sí, por increíble que pueda parecerte, se persigue a gente por profesar determinadas apetencias sexuales o botánicas, algo que desde un punto de vista racional resulta tan pueril como mezquino. Y no hablamos de comentarios más o menos afortunados de los vecinos, no... hablamos de discriminación social, ataques verbales y físicos y persecución a nivel legal... casi nada. Sinceramente, la sola idea de perseguir a alguien - ¡y querer encerrarlo! - por querer a otra persona o por cultivar una planta se nos antoja como una actitud emética, obtusa y, sobre todo, muy insegura con su entorno, incapaz de comprenderlo en plenitud.

Como has visto, la relación entre el mundo del cultivo de cannabis y el movimiento LGTBIQ+ va más allá de lo evidente. Comparten un camino marcado por la lucha contra los estigmas, la marginación y un contexto social e histórico lleno de altibajos. A medida que exploramos estas conexiones, descubrimos una poderosa sinergia entre dos movimientos que buscan un cambio transformador en la sociedad y en su manera de entenderse y aceptarse a sí misma. Como dijo una vez una persona muy sabia, "la única intolerancia tolerable debería ser hacia la propia intolerancia".

¡A la salud del cambio, viva la diversidad y la libertad de cultivar y amar!