Secado y manicurado de marihuana
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Después de cortar la planta de marihuana empieza el proceso de su secado. El secado de la marihuana juntamente con el curado es uno de los pasos más importantes para conseguir marihuana de primera calidad.
Podríamos decir casi que cuando cortamos la planta no hemos hecho más que la mitad del trabajo. Los pasos que vamos a hacer a continuación tienen tanta importancia como los abonos que hayamos utilizado y la cantidad y calidad de luz que hayan recibido nuestras plantas.
Los pasos que recomendamos seguir para un buen secado y curado de marihuana son los que veremos a continuación.
Manicurado de los cogollos de marihuana
Este proceso consiste en cortar las hojas de las plantas, dejando sólo las pequeñas hojas resinosas de alrededor de los cogollos. Debemos hacerlo cuando acabamos de cortar la planta, aunque también hay quien prefiere cortarlas cuando la planta está aun viva, concretamente en sus últimos días de vida, lo que hace que no se acumule tanto trabajo el día de la cosecha.
Secado de las plantas de marihuana
Una vez hemos dejado la planta bien limpia de hojas, debemos de buscar un lugar seco, fresco y oscuro y con cierta ventilación. Podemos tender las ramas ya manicuradas en hilos o en tendederos como quien tiende la ropa, o utilizar los modernos secadores circulares de red que podrás encontrar en las tiendas especializadas. Este proceso debe durar entre dos o tres semanas según las condiciones climáticas del lugar. Cuanto más lento sea este proceso, mejor será el secado y más se mantendrán los aromas y los sabores de las plantas. Si dejáis los tallos de las ramas el proceso de secado se alargará unos días, mientras que si retirais los cogollos y los secáis sin rama alguna ganaréis algo de tiempo.
Una excelente opción para los que utilicéis armarios de cultivo es secar en los mismos armarios y aprovechar así la instalación de renovación y filtrado de aire que habréis montado para el cultivo. De esta forma las plantas se secan en condiciones controladas y su olor es eliminado por el filtro de carbono y el sistema de extracción de aire, de manera que no levante sospecha alguna a causa de olores no deseados (que, debemos tener en cuenta, pueden ser realmente intensos durante la fase de secado).
Por último, es recomendable que la temperatura en el espacio de secado se mantenga relativamente fresca, sobre 20ºC como mucho sería lo ideal. Una temperatura mayor acelerará el proceso de secado (lo que merma la calidad final) y puede provocar la evaporación de los terpenos más volátiles. Respecto a la humedad, lo ideal sería conservarla en torno al 50%; en caso de ser menor, secaremos demasiado rápido, mientras que si es mayor el proceso de secado puede alargarse durante más semanas de lo necesario. En caso de utilizar deshumificadores, hay que tener en cuenta que éstos suelen liberar calor, lo que hará que la temperatura en la sala de secado aumente.
Curado de la marihuana
Cuando la hierba que tenemos en el proceso de secado está lo suficientemente crujiente (lo podemos comprobar intentando doblar una ramita. Si se rompe bien, está al punto. Si se dobla sin romperse es que aún está verde) procederemos al proceso de curado. Durante este proceso, la flor ganará en consistencia y los matices en el aroma se refinarán, consiguiendo un producto de primera clase en sólo unas pocas semanas.
Para empezar a realizar este proceso necesitamos recipientes herméticos de cristal o plástico, aunque en ocasiones también se utilizan de madera (si este es el caso, procura que no tenga ningún tipo de pintura o barniz). Hay que pensar que este proceso viene a ser como un secado muy lento, de manera que si el recipiente elegido es totalmente hermético deberá abrirse a diario durante unos minutos, mientras que si no lo es (caja de madera) las flores se irán curando sin necesidad de abrirlo cada día, aunque convendrá hacerlo de vez en cuando. Por ejemplo, los contenedores Tight VAC representan una de las opciones más profesionales y utilizadas a día de hoy.
Una vez las flores están con el punto de secado correcto para empezar el curado, se colocan dentro de los recipientes de manera que éstos queden lo más llenos posible, aunque sin comprimir los cogollos con los dedos. Durante las primeras horas, es probable que las flores vuelvan a humedecerse un poco; si éste es el caso, lo mejor es dejar el recipiente abierto durante unas horas antes de cerrarlo de nuevo. Lo ideal a partir de aquí es dejar los recipientes en un lugar fresco, seco y oscuro y abrirlos durante unos minutos cada día.
Si durante este proceso observas que tus flores están demasiado secas, una excelente opción es meter una hoja fresca (lo ideal sería cannabis, aunque puede ser de lechuga. Simplemente procura que no sea de una planta especialmente aromática) dentro del tarro durante unas horas. Pasado un tiempo, verás cómo las flores han absorbido la humedad de la hoja fresca, quedando con un grado de humedad ideal. Otra muy buena opción es usar bolsas Boveda o Integra Boost, que te ayudarán a conseguir una humedad perfecta dentro de los contenedores.
El proceso de curado suele durar entre dos y cuatro semanas y lo daremos por concluido una vez los cogollos tengan el punto de secado y consistencia ideales. Para guardar las flores curadas durante largos periodos de tiempo, lo mejor será congelarlas en recipientes herméticos o al vacío. Tras unas pocas horas descongelando, ¡verás que tus cogollos huelen y saben como el día que los congelaste!
¡Feliz cosecha!