20 cuadros del Siglo de Oro de la pintura de fumetas
La criminalización y estigmatización del cannabis es un extraño giro en la última etapa de la larga asociación de la humanidad con esta planta. Porque durante la mayor parte de nuestra historia, las culturas de todo el mundo la han adoptado, y a medida que las primeras civilizaciones descubrieron sus usos industriales, psicoactivos y medicinales, le rindieron homenaje en sus obras de arte.
Sin embargo, no se sabe exactamente cuándo se comenzó a fumar cannabis con fines recreativos, pero hasta la llegada del papel de liar, con frecuencia, el cannabis se fumaba usando pipas, al ser el instrumento más habitual durante milenios para poder quemar marihuana, hachís (o cualquier otra hierba que altera la conciencia) e inhalar así el humo de forma más eficaz.
Según los expertos del Hash Marihuana & Hemp Museum (sin duda una fuente de referencia en todo lo que tiene que ver con la historia del cannabis) las pipas más antiguas que se conocen se han encontrado en una tumba en lo que hoy es Laos. Tienen unos 3.000 años de antigüedad y lo más probable es que se utilizaran para fumar cannabis. En el sur y el oeste de África, la marihuana también se quemaba en pequeños hoyos cubiertos y, a continuación, el humo se inhalaba a través de cañas de madera.
Más famosa es la conocida como cachimba o narguile, una pipa de agua que provienen originariamente de Persia y se utilizaron muy ampliamente a partir de principios del siglo XVII en Asia Meridional y en Oriente Medio. Sin embargo, el hábito de fumar hachís comenzó a extenderse por todo Oriente Medio mucho antes, a partir del año 900, ya que el consumo de alcohol estaba prohibido por el Corán. La población musulmana de Europa utilizó el cannabis como droga recreativa durante la Edad Media, cuando la expansión del sufismo influyó en el mundo musulmán.
Por ejemplo, en Marruecos, el quif o kif (mezcla de dos tercios de cannabis y un tercio de tabaco) se fumaba tradicionalmente en sebsi, una pipa larga y delgada con un mango de madera y una cazoleta de arcilla. Gracias al largo mango, el humo se enfría antes de inhalarse.
"Poco después de que Colón descubriera América en 1492, Europa entró en contacto con el hábito de fumar tabaco en pipas ceremoniales, una planta considerada sagrada por muchas culturas indígenas del continente americano. Al cabo de poco tiempo, los europeos comenzaron a experimentar con el objetivo de mejorar el sabor del tabaco y aumentar el placer de fumar. Uno de los experimentos consistió en añadir hierbas al tabaco, como por ejemplo el cáñamo, una planta barata y que se podía conseguir en cualquier parte, ya que se cultivaba para usos domésticos e industriales" explica el Hash Marihuana & Hemp Museum. El cáñamo se cultivaba en grandes cantidades en todo el continente; y muchos reinos dependían de él para proporcionar la fibra necesaria para las cuerdas y las velas de las flotas en expansión de los distintos imperios.
Navegantes, soldados y artistas difundieron la costumbre de fumar cáñamo y tabaco, costumbre que se convirtió en un popular pasatiempo entre todos los rangos y clases sociales. Los antiguos maestros de la pintura reflejaron con gran expresividad estos cotidianos placeres de la vida y pintaron, una y otra vez, a figuras disfrutando de su pipa en las tabernas y fumaderos, los ?coffeshops? de este período de auge económico de la Europa de las superpotencias.
Así, la primera aparición de fumadores de cannabis en representaciones pictóricas modernas se relaciona con la pintura flamenca del siglo XVII, la denominada pintura del Siglo de Oro neerlandés o pintura barroca holandesa. Los historiadores consideran que los holandeses consagraron casi un subgénero al tabaco (solo o mezclado con cáñamo) dentro de la pintura costumbrista o pintura de género. Las escenas llamadas ?alegres compañías? disfrutaron de una moda durante este siglo representando a grupos de hombres y mujeres sentados alrededor de una mesa, bebiendo, fumando y tocando algún instrumento musical. Estas escenas querían ilustrar los excesos y, como bien sabían los espectadores a quienes iban dirigidas, escondían un sentimiento de condena moral.
La morfología social nos enseña que son principalmente las clases populares las que aparecen fumando como objeto y sujeto de la pintura. Entre los ejemplos que verás a continuación, son menos frecuentes los grandes comerciantes o el patriciado urbano, aunque existen pintores que no dejan de retratarlos, lo cual puede tener el significado de que en la fase en que el consumo se consideraba un vicio estos no fumaban o no se les representaba haciéndolo, pero sí encontramos, sin embargo, a los propios artistas.
Precisamente, en los Países Bajos, la historia de fumar cannabis se remonta a esta época, como se puede ver claramente en este cuadro. "Un hombre sentado en un taburete sostiene una jarra de cerveza con la mano derecha y una pipa con la otra mientras exhala humo por boca. Tiene los ojos como platos y parece asombrado, como si el efecto de la sustancia que fuma le hubiera pillado por sorpresa".
Es el pintor Adriaen Brouwer (1606-1638), uno de los artistas flamencos más influyentes en la pintura de género, que se ganó su fama a través de sus escenas de la vida de los campesinos, interiores de taberna y retratos expresivos; y que además era conocido por su afición a la cerveza y a fumar como un carretero. "A su derecha, se encuentra su amigo, el artista Jan de Heem (1606-1684), que se especializó en pintura de naturaleza muerta. Otros tres personajes les hacen compañía, mientras el hombre de la izquierda se tapa un agujero de la nariz y saca el humo por el otro".
En la época de Adriaen Brouwer, las personas que fumaban eran llamadas ?toeback-drinckers? (bebedores de tabaco). Fumaban tabaco, a menudo mezclado con cáñamo, en pipas de piedra de Gouda. "Adriaen Brouwer retrató brillantemente los ?toeback-drinckers? en sus pinturas, dotándolos de una expresión dramática que caracterizaba a jugadores de cartas y matones de taberna, representándolos muchas veces casi como si fueran caricaturas".
Pero no fue el único, porque hay muchas más huellas de la planta del cannabis en el Siglo de Oro de la pintura holandesa, como puedes comprobar con estos otros cuadros que, como no podía ser de otra forma, son dignos de mostrarse en las principales pinacotecas mundiales, incluidos algunos ejemplos que forman parte de la colección permanente del Hash Marihuana & Hemp Museum, el museo más antiguo e importante del mundo dedicado al cannabis. Porque, sin duda, además de su valor artístico, estas obras son un gran testigo del consumo de cannabis en la historia:
Referencias:
- Hash Marihuana & Hemp Museum (Barcelona/Amsterdam).