Cannabis en los años 90, irrumpe la marea verde
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La década de los 90 fue un periodo crucial para el desarrollo del cannabis, y no sólo en términos legales, sino también culturales y tecnológicos. En gran parte del mundo, el cannabis seguía siendo ilegal y demonizado, pero en ciertas regiones como los Países Bajos, la planta comenzó a ver un mayor grado de tolerancia y regulación. En Ámsterdam, por ejemplo, los coffee shops que vendían cannabis operaban dentro de un marco legal flexible, lo que atrajo a turistas y cultivadores de todo el mundo. Al mismo tiempo, en Estados Unidos y Canadá, se iniciaron los primeros movimientos serios a favor de la legalización del cannabis medicinal, con California aprobando en 1996 la Proposition 215, que permitió el uso de cannabis para tratar diversas afecciones médicas.
En paralelo, la tecnología del cultivo de cannabis avanzó significativamente. La comunidad cannábica experimentó un boom en la creación de nuevas genéticas y técnicas de cultivo, lo que llevó al perfeccionamiento de variedades que aún hoy son populares. Además, el cultivo en interior comenzó a dominar el mercado, ya que ofrecía la posibilidad de controlar completamente las condiciones de crecimiento y ofrecía mucha mas discreción, lo que resultaba esencial para maximizar el rendimiento y la calidad en una época en la que el cultivo exterior todavía era riesgoso debido a las leyes restrictivas. Este fue un periodo de innovación, donde los bancos de semillas y los cultivadores de todo el mundo compartieron conocimientos y técnicas, dando lugar a una verdadera revolución cannábica. Hoy profundizaremos en esta interesante década y veremos algunos de los hitos más importantes en nuestra industria...¿nos acompañas?
Híbridos famosos de los años 90
La década de los 90 vio el nacimiento y consolidación de algunos de los híbridos de cannabis más icónicos de la historia. Variedades como White Widow, Northern Lights, AK-47 y Jack Herer hicieron su debut durante esta época y se convirtieron en referencias dentro del mundo cannábico. Estos híbridos combinaban las mejores características de las cepas índicas y sativas desarrolladas durante las anteriores décadas, creando plantas con un equilibrio perfecto entre efectos relajantes y estimulantes. La genética híbrida permitió a los cultivadores ofrecer variedades más resistentes, con mayor potencia, mejor sabor y aroma, y mayor rendimiento.
White Widow, por ejemplo, se destacó por su potente efecto equilibrado entre euforia y relajación, mientras que Northern Lights se volvió famosa por sus efectos profundamente sedantes y su resistencia en cultivo interior. Jack Herer, por otro lado, se convirtió en un híbrido legendario gracias a su efecto cerebral y estimulante, ideal para actividades creativas. Esta década no solo trajo la diversificación en el mercado de semillas, sino que permitió a los cultivadores experimentar con nuevas combinaciones de genéticas, lo que abrió la puerta a una era de personalización de variedades según las necesidades del usuario y las características de cada ambiente de cultivo.
Cannabis en los años 80, la revolución holandesa
Si bien a nivel legal la década de los 80 no representó un gran avance en cuanto a la situación del cannabis, a nivel social y del sector las cosas avanzaban a buen ritmo. Gracias a una legislación más amigable con la marihuana que la de EEUU, Ámsterdam se erigía como capital mundial de la planta y lugar donde nacieron los primeros bancos de semillas que aún hoy en día conocemos. Hoy te contamos todo sobre esta interesante década.
El cultivo interior se asienta como opción
Uno de los grandes avances de los 90 fue el establecimiento del cultivo interior como una opción viable y preferida por muchos cultivadores. Hasta entonces, la mayor parte del cannabis se cultivaba al aire libre, lo que dependía en gran medida del clima y la ubicación geográfica. Sin embargo, el desarrollo de tecnologías como las lámparas de sodio de alta presión (HPS), los sistemas de ventilación, y los nutrientes específicos para cannabis, permitió a los cultivadores tener un control mucho mayor sobre el ambiente de crecimiento. Esto facilitó la producción de cosechas más uniformes, más potentes y de mayor calidad, independientemente de las condiciones climáticas externas.
El cultivo interior también ofrecía una solución discreta en lugares donde las leyes seguían siendo estrictas. Los cultivadores podían ajustar los ciclos de luz, temperatura y humedad para obtener varias cosechas al año, lo que era imposible con el cultivo exterior. Además, el cultivo en interior permitió experimentar con nuevas técnicas como el Sea of Green (SOG) o el Screen of Green (SCROG), que optimizaban el espacio y aumentaban los rendimientos. A finales de los 90, el cultivo interior no solo era una alternativa viable, sino que se había convertido en el método estándar para muchos cultivadores, especialmente en áreas urbanas y regiones con climas adversos.
El hecho de cultivar en interior también favoreció el desarrollo de nuevas genéticas gracias a un control mucho mayor que el que ofrecen los cultivos de exterior; en efecto, para los breeders el cultivo interior fue una verdadera revolución, pues ya podían mantener sus parentales preferidos en forma de clon, además de poder realizar polinizaciones más controladas que en el caso de plantas de exterior, con un riesgo mucho menor de polinizaciones cruzadas o accidentales.
El mercado de clones
Durante los años 90, y principalmente gracias al auge del cultivo en interior, el cultivo - y por supuesto, el mercado - de clones de cannabis se expandió significativamente. El uso de clones, que son esquejes de una planta madre que se utilizan para replicar genéticamente una cepa, ofreció a los cultivadores una forma segura de garantizar la consistencia y calidad de sus cultivos. Esta técnica permitía a los productores reproducir plantas con características específicas, como alta potencia, resistencia a enfermedades o un perfil de terpenos único, sin la variabilidad genética que puede ocurrir al usar semillas.
El mercado de clones creció principalmente en los países donde el cultivo de cannabis era más tolerado, como los Países Bajos, y en lugares donde las comunidades cannábicas estaban más organizadas, como California. Los viveros comenzaron a especializarse en la venta de clones de alta calidad, lo que permitía a los cultivadores ahorrar tiempo y espacio en sus cultivos. Los clones no solo garantizaban uniformidad en las cosechas, sino que también aceleraban el ciclo de cultivo, ya que no era necesario esperar a que las semillas germinaran y crecieran lo suficiente para identificar el sexo de la planta. Este método se consolidó como uno de los pilares del cultivo profesional, y en la actualidad sigue siendo una práctica muy extendida.
Bancos de semillas de cannabis en los 90: la revolución
La década de los 90 fue testigo del auge de los bancos de semillas de cannabis, que se consolidaron como actores clave en la industria cannábica mundial. Estos bancos no solo ofrecían acceso a variedades clásicas e híbridos innovadores, sino que también impulsaron la profesionalización y estandarización del cultivo a través de la distribución de semillas de alta calidad. En este periodo, nombres como Sensi Seeds, Dutch Passion, Green House Seeds, Paradise Seeds, Serious Seeds y Mr. Nice Seedbank se convirtieron en sinónimo de excelencia genética.
Sensi Seeds, fundado por Ben Dronkers en los Países Bajos, fue uno de los pioneros en la creación de variedades híbridas estables como la famosa Black Domina, Jack Herer y Northern Lights. Dutch Passion, por su parte, fue fundamental en la comercialización de semillas feminizadas, revolucionando la manera en que los cultivadores abordaban la siembra y eliminando la incertidumbre sobre el sexo de las plantas.
Green House Seeds, creado por Arjan Roskam, se destacó por ganar numerosas Cannabis Cups con variedades como White Widow y Super Silver Haze, que se volvieron emblemáticas del período. Por su parte, Serious Seeds, dirigido por Simon, ofreció una selección más pequeña pero igualmente icónica, siendo responsable de variedades como AK-47 y Chronic, que se convirtieron en auténticos clásicos.
Finalmente, Mr. Nice Seedbank, fundado por Neville Schoenmakers y Shantibaba, ofreció genéticas legendarias como Super Silver Haze y Critical Mass, centradas en altos rendimientos y potencia. Estos bancos no solo proporcionaron acceso a genéticas de primera calidad, sino que ayudaron a expandir la cultura cannábica a nivel global, sentando las bases de lo que hoy es la industria del cannabis.
Nacen las variedades de cannabis feminizadas
El desarrollo de las semillas feminizadas fue, sin duda, una de las mayores innovaciones del cultivo de cannabis en los años 90. Antes de su aparición, los cultivadores tenían que plantar más semillas de las necesarias, ya que aproximadamente la mitad de ellas se convertirían en plantas macho, que no producen flores y, lo que es peor, pueden polinizar las plantas hembra, arruinando la cosecha al llenar los cogollos en semillas. Con la introducción de las semillas feminizadas, se resolvió este problema, ya que garantizaban que prácticamente todas las plantas que crecieran fueran hembras, las únicas que producen los cogollos ricos en cannabinoides que los cultivadores buscan.
La creación de estas semillas fue un avance genético importante, y rápidamente cambiaron la forma en que se cultivaba cannabis. Este desarrollo permitió a los cultivadores ahorrar tiempo, espacio y recursos, ya que no era necesario eliminar las plantas macho ni lidiar con la incertidumbre de la proporción de sexo en las plantas. Las semillas feminizadas también facilitaron el cultivo a nivel doméstico, ya que incluso los cultivadores inexpertos podían obtener buenos resultados sin tener que identificar y eliminar las plantas macho. Este avance fue clave en la profesionalización del cultivo y ayudó a popularizar el autocultivo en todo el mundo; en efecto, y en parte gracias también a la aparición de los primeros grow shops, un número cada vez mayor de consumidores decidían cultivar su propia yerba en casa con el fin de garantizar tanto la calidad como un suministro constante de sus flores preferidas.
La década de los 90 marcó un antes y un después en la evolución del cannabis, tanto en el ámbito del cultivo como en el acceso a genéticas de calidad. Los avances en la creación de híbridos, el asentamiento del cultivo interior y la introducción de las semillas feminizadas revolucionaron la forma en que los cultivadores de todo el mundo se relacionaban con la planta. Además, la consolidación de los bancos de semillas permitió a los consumidores acceder a variedades icónicas que definirían una era. Estos cambios no solo impulsaron el crecimiento del sector, sino que sentaron las bases para la profesionalización de la industria cannábica moderna, dejando una huella imborrable que todavía influye en la cultura del cannabis actual.
¡Feliz cosecha!