Khardala, ¿qué es y dónde se produce?
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El término "Khardala" proviene del dialecto bereber hablado en la región del Rif, en el norte de Marruecos, y suele significar "mezcla". En el contexto del cannabis, hace referencia a una variedad híbrida de la que se desconocen sus parentales y conocida por su resistencia y adaptabilidad a las condiciones climáticas difíciles, como las que pueden darse en el norte de África.
A lo largo de los años, Khardala se ha convertido en un sinónimo de las plantas de cannabis marroquíes, reconocidas por su contribución en la producción del famoso hachís de la zona, que ha llevado a Marruecos a ser uno de los principales países productores de hachís del mundo. Esta variedad ha sido cultivada por centenares de agricultores marroquíes y se ha consolidado como una de las más representativas de la cultura cannábica del país, ofreciendo un cannabis con características propias, tanto en su genética como en su efecto. Hoy te contamos más sobre ella.
¿Dónde se cultiva Khardala?
Como ya hemos comentado, el cultivo de Khardala se concentra en las montañas del Rif, una región ubicada en el norte de Marruecos que ha sido históricamente el corazón del cultivo de cannabis y de la producción de hachís en el país. Esta área cuenta con condiciones climáticas idóneas para el desarrollo de plantas de cannabis, gracias a su altitud y su clima soleado pero seco. La combinación de inviernos suaves y veranos calurosos proporciona a las plantas las horas de luz y el calor necesarios para un buen crecimiento y una óptima producción de resina.
Aunque tradicionalmente el cultivo se ha realizado al aire libre, algunos agricultores en las últimas décadas han comenzado a explorar métodos de cultivo controlado para maximizar la calidad del producto final. No obstante, las colinas y valles del Rif siguen siendo el principal escenario para la producción de variedades míticas como Beldia o Khardala, donde generaciones de agricultores han perfeccionado las técnicas de cultivo y producción de hachís que se han transmitido durante décadas.
El hachís marroquí, orígenes y evolución
Tradicionalmente, y antes del auge del autocultivo de cannabis en España, Marruecos se había convertido en la principal fuente de producto en este país, en este caso de hachís. Si bien este país del norte de África no es uno de los productores históricos de esta sustancia, desde los años 60 se convirtió rápidamente en el mayor exportador mundial de hachís junto a Afganistán. En este artículo os contamos más sobre la historia de la producción de hachís en Marruecos y la situación actual, que ha evolucionado enormemente durante las dos últimas décadas.
Las incautaciones realizadas por las diversas autoridades europeas durante los últimos años han demostrado que algo está cambiando en los cultivos marroquíes; en efecto, el incremento en el uso de esta variedad (y de otros híbridos europeos y americanos) para la producción de hachís ha coincidido en el tiempo con un cambio tanto en la forma como en la potencia de esta sustancia. Hoy en día es incluso difícil encontrar las clásicas piezas rectangulares de 250g tan populares hace sólo unas pocas décadas, que han dado paso a formatos distintos, como bolas de 200 o 10g o tabletas de 100g.
Asimismo, este cambio en la forma de las piezas ha coincidido con un aumento en la potencia de esta sustancia, como se ha visto en los análisis realizados tanto por las autoridades españolas como por las francesas, que son los dos principales países consumidores de hachís marroquí. Se ha demostrado que, desde aproximadamente el año 2.000, se ha ido aumentando la potencia de estas piezas, muy probablemente debido a un cambio en la genética utilizada para producirlas y que los mismos productores marroquíes testifican. Y es que hoy en día las variedades autóctonas han quedado relegadas a un segundo plano en favor de las híbridas, con una producción de resina mucho mayor que permite a los productores cultivar menos superficie para conseguir la misma cantidad de resina, además de mayor potencia.
Características de Khardala
Khardala es una variedad de cannabis que se distingue por sus propiedades únicas, tanto en el crecimiento como en el producto final. Es una planta robusta, capaz de resistir las duras condiciones ambientales del norte de Marruecos, incluyendo largos periodos de sequía y suelos pobres en nutrientes. En cuanto a su apariencia, las plantas de Khardala suelen ser medianamente altas, con ramas resistentes y hojas anchas, con predominancia Sativa pero claras características de las variedades híbridas. La floración suele ser rápida, aunque no tanto como la tradicional variedad Beldia, que suele cosecharse a finales de Agosto y a la que también se conoce como Maghribiya, Aadiya o Kdima Dyalna.
Una de las principales cualidades de Khardala es su alta producción de resina, lo que la convierte en una variedad ideal para la elaboración de hachís. El hachís producido a partir de esta variedad es conocido por su potencia, ofreciendo un efecto relajante y profundo, característico de las variedades índicas. En cuanto a su perfil organoléptico, Khardala presenta aromas y sabores terrosos, con matices especiados y amaderados, lo que le da una identidad única en comparación con otras variedades híbridas de origen foráneo.
El futuro del cultivo de cannabis en Marruecos
El cultivo de cannabis en Marruecos está en un momento de transformación. Durante décadas, Marruecos ha sido uno de los principales productores mundiales de hachís, pero la industria está evolucionando rápidamente debido a la reciente legalización del cannabis medicinal e industrial en el país, que ya ha empezado a realizar exportaciones de cannabis a otros países. Este cambio legislativo abre nuevas oportunidades para los agricultores de la región del Rif, que podrán integrar sus conocimientos tradicionales con nuevas técnicas de cultivo y producción más profesionalizadas.
Sin embargo, el futuro del cannabis en Marruecos no está exento de desafíos. Por un lado, la introducción de nuevas variedades híbridas provenientes de Europa y América del Norte está empezando a desplazar a las variedades tradicionales como Beldia o Khardala. Aunque estas nuevas variedades como Gaouriya, Romiya o Hajala pueden ofrecer mayores rendimientos o tiempos de floración más cortos, existe un riesgo de que las genéticas tradicionales se pierdan en el proceso. La preservación de Beldia, Khardala y otras variedades autóctonas será clave para mantener la identidad cannábica de Marruecos en el panorama internacional.
Por otro lado, los agricultores marroquíes deberán adaptarse tanto a las necesidades de estas nuevas variedades (nutrición, riego, etc) como a las exigencias del mercado global del cannabis medicinal y recreativo, lo que puede implicar la adopción de técnicas más sofisticadas de cultivo y procesamiento (algo que de hecho ya lleva años sucediendo). A medida que Marruecos se posiciona como un jugador clave en la industria mundial del cannabis, el reto será equilibrar la modernización con la preservación de su rica herencia cannábica. El futuro del cultivo de Khardala dependerá en gran medida de la capacidad de los agricultores para adaptarse a estos cambios sin perder de vista sus raíces.
¡Veremos cómo evoluciona la situación!