Desde consumir en crudo hasta cápsulas dosificadas con precisión, mucha gente está cosechando los beneficios de las setas mágicas a diestro y siniestro. Este tipo de hongos tiene la capacidad de convertirse en un poderoso aliado cuando se trata de aliviar una gran variedad de dolencias que nos afectan. Pero dado que las setas alucinógenas están viviendo un renacer y han sido menos estudiados en comparación con otras sustancias de uso recreativo y medicinal, es necesario conocer bien sus virtudes y sus inconvenientes, sobre todo si estás pensando en probarlas por primera vez.
Los hongos mágicos se clasifican como ‘psicodélicos’, una palabra que se acuñó por primera vez en 1957 para identificar las sustancias que revelan aspectos útiles de la mente. Sin embargo, los psicodélicos no son una moda nueva. Su uso es anterior a la palabra escrita y los arqueólogos confirman su utilización en contextos rituales y ceremoniales que se pierden en la noche de los tiempos.
En los últimos años, los científicos han comenzado a referirse a los compuestos psicodélicos como ‘enteógenos’, una palabra en griego que significa "generar el dios interior". Los enteógenos se entienden como compuestos que promueven experiencias que alteran la vida, fomentando conocimientos profundos sobre la naturaleza de la existencia y la conciencia; y el término también alude a su aspecto espiritual y la idea de ellas como plantas maestras.
Una de las motivaciones para este cambio de nombre fue la preocupación entre los científicos de que los ‘psicodélicos’ tenían la mochila cultural negativa de la década de 1960, cuando estas sustancias supusieron una revolución social, que al igual que con el cannabis, propició que fueran enterradas bajo el hormigón del prohibicionismo. Así, el uso del término enteógeno pretende permitir que los pacientes, los médicos, los legisladores y el público en general se acerquen a este campo emergente de la medicina y a su descubrimiento sin estigmas ni prejuicios.
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